Introduccion

Introduccion

Este blog spot fue diseñado para rendir homenaje a este personaje reconocido, figura de la literatura hondureña, Froylán Turcios. En el encontraremos la información mas relevante sobre este personaje como su historia, logros personales, y algunas de sus obras literarias mas reconocidas junto con algún análisis literario de diversos autores.

Froylán Turcios

Biografia

Biografia

Froylán Turcios(Juticalpa, 1875 - San José de Costa Rica, 1943) Poeta, narrador, editor, antólogo y periodista hondureño que junto a J. R. Molina fue el intelectual de Honduras más importante de principios del siglo XX. Fue ministro de Gobernación, diputado al Congreso Nacional y delegado de Honduras ante la Liga de las Naciones en Ginebra. Dirigió el diario El Tiempo de Tegucigalpa y fundó las revistas El Pensamiento (1894), Revista nueva (1902), Arte y Letras ( 1903) y Esfinge (1905) entre otras. En Guatemala editó los periódicos El Tiempo (1904) y El Domingo (1908) y en Honduras El Heraldo (1909), El Nuevo Tiempo (1911) y Boletín de la Defensa Nacional (1924).

Imbuido de las luchas americanistas, fue secretario privado del guerrillero patriota Augusto César Sandino en Nicaragua, y en el plano literario amigo de R. Darío, J. R. Molina y numerosas figuras del pensamiento universal. Realizó una férrea labor de defensa nacional denunciando la política del Gran Garrote implementada por Estados Unidos en la región centroamericana y caribeña.

Obra

Obras

Turcios fue un cuentista de finos rasgos preciosistas, inclinándose a los temas violentos. Inició en Honduras en el siglo XX el género del cuento. Además de cultivar la poesía preciosista, elaboró sus relatos como filigranas estrilpisticas. Sus textos en prosa, influidos por el italiano Gabriele D´Annunzio, se Caracterizan por la pericia en la trama, el valor exacto y a la vez ornamental de las palabras y los finales iesperados o impactantes que marcaron luego buena parte del género en América Latina.

En 1910 publicó la novela El Vampiro, cuyo tema gira alrededor de la muerte y tiene un estilo modernista, razón por la cual la realidad no se ve reflejada directamente en la obra. Al año siguiente publicó otra ovela mas breve llamada El fantasma blanco.Entre sus volúmenes de poesía y cuento se hallan, entre otros, Mariposas(1895), Renglones(1899), Hojas de otoño(1905), Prosas nuevas(1914), Floresta sonora81915), Cuentos del amor y de la muerte(1930), Páginas de ayer(1932) y Cuentos Completos(1995).

viernes, 10 de septiembre de 2010

Resumen y critica de la Novela de Froylán Turcios, El Vampiro.

El Vampiro es la noble historia de amor de 140 páginas`. Turcios comenzó a escribirla en Guatemala, lugar donde vivió 2 años: de 1908 a 1909, pero el libro fue concluido en Tegucigalpa en enero de 1910, logrando su primera impresión en Octubre.

La obra tiene como tema central el amor de dos primos, Rogerio de Mendoza, quien frisaba con 14 años, y Luz de Mendoza, con 15 años. Ambois residen en compañía de la madre de Rogerio y tía de Luz(aunque también le llamaba mamá) Francisca Marroquín, quien era viuda, y además de varios criados, algunos de ellos como Genaro. La familia ocupa una casona de porte señoral ubicada en uno de los barrios Aristocráticos de la Antigua Guatemala. Los jóvenes llevan una vida muy conservadora en aquella mansión, estudiaban música y literatura, con una maestra de nacionalidad Alemana. Aquel jardín, que era describido como algo hermoso según Rogerio, fue el contexto de las tiernas palabras de amor que se decían Luz & Rogerio, así como los juramentos de amor eterno, aunque nunca se besaron, sólo cuando Rogerio acausa de un accidente con armas de fuego, este empeora y al cuidado de Luz esta le besa en sus pálidos labios.

La vida de los jóvenes fue muy grata, hasta que ya en la mayoría de edad deciden casarse, pero resulta que en la novela interviene un factor trágico, ya que a la familia de Mendoza le persigeun hados maléficos, ya que Don Humberto de Mendoza(abuelo de Rogerio y Luz) un trotamundos, hacendado y homicida, al enviudar muy joven se enamora perdidamente de Leonor Moreira, aunque esta estaba comprometida con el abogado Santiesteban, a sabiendas Don Humberto de Mendoza irrumbe en la boda y se va lejos con Leonor, Don Humberto vive de lo que recibe de sus administradores de hacienda, ya que este tuvo que huir. Pasados 2 años Genaro cree escuchar la voz de su patrón y la de su mada, en tono de discusión, y escucha un grito horrible de una mujer apuñalada, después de esto pasado un año, Genaro quien se había quedado dormido en el jardín recone en el corredor a su patrón y a Santiesteban, cada uno con 2 padrinos, ellos iban a disputarse un duelo por el secuestro de Leonor, de la que santiesteban seguía enamorado, los 2 mueren en el combate, y sus cuerpos enterrados clandestinamente, paso el tiempo y Genaro recibió una carta de Luis de Mendoza (padre de Rogerio), diciendo que su padre había fallecido siendo devorado por un león en Asia, Luis de Mendoza estudiana en España en esos momentos.

La alcoba de Don Humberto fue cerraba para siempre, según orden de él mismo, y así había permanecido, sólo se habrio una vez en 50 años por Luis de Mendoza y le provoca horribles alucinaciones, pesadillas terribles lo que 1 semana después falleció. Rogerio a sabiendas de esto aun así quería entrar en la alcoba, no sabia que encontraría hay, lo miraba como un espacio de incertidumbre en aquella casota, al pedirle la llave a su madre, esta, le pìde que nunca entre y que tomara como ejemplo el cruel destino de su padre pareció, cuando este entro en la alcoba, Rogerio al no hacer caso y haber recibido la llave piensa seriamente en entrar, pero su miedo baja su ánimo de entrar.

Cuando Rogerio por razones de querer publicar sus versos, viaja a la capìtal, intercambia cartas siempre con Luz y este mes, fue el tiempo más largo que experimentaron los primos sin verse, al llegar Rogerio, decide comprometerse definitivamente con su amor, en mayo del próximo años, Rogerio, cuyo deseo de entrar en aquel cuarto regresa, y un día a las 12 de la noche (hora que su madre le había dicho que era más calmada) rogerio entro en aquel lugar, Rogerio lo vio como cualquier lugar sin muchco tiempo de limpieza, con telarañas, muchos libros empolvados, una cama sucia y un piso muy sucio, cuando ya iba a salir de aquel lugar, entro moviendo la cola su perro, llamado Bravonel, este llega olfatiendo aquel lugar, y en eso bravonel encuentra en una esquina de la habitación, una puertita, que conectaba a otra alcoba un poco más pequeña la que estaba más sucia, y más negra, en medio de esta habitación estaba un hoyo del que venis un putrido olor, de este sale un vampiro con el que Rogerio batalla, después de matarlo y todo agitado, ve que era un simple murciélago, que le dio a bravonel para que lo destripase, hecho así, Rogerio se va a su cuarto, cansado y transtornado, tiene sueños horribles y tenebrosos, al despertarse, oye que el padre Félix había muerto estrangulado mientras este dormía, Rogerio va al cuarto de Luz, que estaba a lado del de él, ve en el cuarto de ella:

sobre un túmulo blanco, cubierto de rosas blancas entre cuatro enormes blandones, la vi muerta. Un bucle negro caíale sobre el rostro palidísimo. En la nieve del cuello brillaba una ligera mancha de sangre. -¡Luz! -grite, con el alma loca, lanzada fuera de los horizontes de la vida, por un trágico soplo supraterrestre. Y rode, fulminado, sobre el pavimento.

Así concluye la obra, en palabras de Froylán Turcios.

La novela se divide en 64 capítulos en numeración romana, y es de tipo Renacentista.

Froylán Turcios(2002)Froylán Turcios, extraido 9 Sep. de la pagina web.es.wikipedia.org

Critica del cuento de Froylán Turcios, La mejor limosna. - Por Orlando Guayasamín.

La mejor limosna

 
Horrendo espanto produjo en la región el mísero leproso. Apareció súbitamente, calcinado y carcomido, envuelto en sus harapos húmedos de sangre, con su ácido olor a podredumbre.
Rechazado a latigazos de las aldeas y viviendas campesinas; perseguido brutalmente como perro hidrófobo por jaurías de crueles muchachos; arrastrábase moribundo de hambre y de sed, bajo los soles de fuego, sobre los ardientes arenales, con los podridos pies llenos de gusanos.
Así anduvo meses y meses, vil carroña humana, hartándose de estiércoles y abrevando en los fangales de los cerdos; cada día más horrible, más execrable, más ignominioso.
El siniestro manco Mena, recién salido de la cárcel donde purgó su vigésimo asesinato, constituía otro motivo de terror en la comarca, azotada de pronto por furiosos temporales. Llovía sin cesar a torrentes; frenéticos huracanes barrían los platanares y las olas atlánticas reventaban sobre la playa con frenéticos estruendos.
En una de aquellas pavorosas noches el temible criminal leía en su cuarto, a la luz de la lámpara, un viejo libro de trágicas aventuras, cuando sonaron en su puerta tres violentos golpes.
De un puntapié zafó la gruesa tranca, apareciendo en el umbral con el pesado revólver a la diestra. En la faja de claridad que se alargó hacia afuera vio al leproso destilando cieno, con los ojos como ascuas en las cuencas áridas, el mentón en carne viva, las manos implorantes.
-¡Una limosna!- gritó -¡Tengo hambre! ¡Me muero de hambre!
Sobrehumana piedad asaltó el corazón del bandolero.
-¡Tengo hambre! ¡Me muero de hambre!
El manco lo tendió muerto de un tiro exclamando:
-Esta es la mejor limosna que puedo darte.


Critica:
En el cuento “La mejor limosna”, pocas líneas le bastaron al hondureño Froylán Turcios (1875-1943) para trazar una historia atroz: el homicidio de un menesteroso a manos de un criminal recién salido de la cárcel, impulsado por un curioso acto de conmiseración.

En un texto avasallador de principio a fin y de ejecución admirable, Turcios hace gala de una sabia economía verbal y de su magisterio en el manejo de los hilos y la estructura tradicional del cuento corto.


Guayasamín O.(2009)Narrativa"La mejor limosna"- Froylan Túrcios, extraido 9 Sep. de la pagina web.arlequinhn.blogspot.com

Analisis literario y critica de libros poeticos de Froylán Turcios. - Por José Antonio Funes


Hojas de otoño(1904), Tierra maternal (1911), Prosas nuevas (1914), Cuentos del amor y de la muerte (1929) y Páginas del ayer (1932).




Hojas de otoño (1904)



Cuando en 1904 aparece Hojas de otoño, publicado por la Tipografía Nacional de Honduras, el nombre de Turcios no sólo era conocido en Centromérica, sino también en Hispanoamérica y en España. Desde la dirección de la Revista Nueva (1900-1903) el poeta había establecido contacto con los grandes escritores modernistas y había publicado trabajos de ellos y de la moderna literatura francesa que tanto inquietaba a “los nuevos de América” liderados por Rubén Darío. Es más, es en la Revista Nueva donde Turcios da a conocer gran parte de los cuentos de Hojas de otoño, que aparecen bajo el sugerente título de “Cuentos crueles”, el mismo nombre con el que el francés Villiers de l’Isle Adam había bautizado un conjunto de relatos en 1883.

Pero, ¿qué tienen de “crueles” estos quince cuentos que Turcios publica en Hojas de otoño? Es importante establecer que desde finales del siglo XIX el poeta se siente atraído por una de las expresiones de la literatura modernista que Rubén Darío elogió en su libro Los Raros (1893): el decadentismo. Precisamente Villiers de l’Isle Adam es uno de los escritores homenajeados por Darío en esa galería de “raros”, aunque Turcios, en un artículo del libro Renglones (1899) reclama al nicaragüense el no haber incluido dentro de la lista al gran decadente de la literatura italiana: Gabriele D’Annunzio, “il Magnífico”, que para el hondureño siempre fue el más grande escritor de todos los tiempos.

Para entender el decadentismo literario es necesario ubicar esta corriente dentro de las manifestaciones estéticas de finales del siglo XIX. El crítico Aníbal González señala que uno de los rasgos de la escritura modernista fue el haber incorporado algunos tópicos de la literatura europea finisecular, particularmente tópicos del decadentismo, entre los cuales pueden señalarse: la mujer fatal, la necrofilia, el incesto, el dandy, el fetichismo y otros . En cuanto a la mujer fatal fueron los modernistas quienes descubrieron ese arquetipo, ligado principalmente a la temática de la decadencia. Como sostiene Lily Litvak: «El fin de siglo se sometió a la fascinación de las crueles reinas, de las mujeres despiadadamente perversas como representaciones de la esencia primigenia de lo femenino» . Aunque no cabe duda de que siempre han existido las mujeres fatales, el fin de siglo se caracterizó por dirigir especialmente su atención estética a una sola imagen femenina: la Salomé bíblica, el mito que reúne en sí toda una serie de perversiones donde se mezcla la lascivia y el incesto con el crimen. La figura de Salomé inspiró textos literarios a Oscar Wilde, Eugenio de Castro, Stephan Mallarmé, Julián del Casal, Rubén Darío, Enrique Gómez Carrillo y, por supuesto a Froylán Turcios con su cuento “Salomé”.

Otros de los tópicos del decadentismo que se pueden advertir en Hojas de otoño son el incesto, en “El tío Roberto” y el tema del fetichismo en “La musa Melancolía” y “Día de invierno”. Sin embargo, vale destacar que el decadentismo se caracerizó también por una literatura en la que abundaban los colores oscuros, los paisajes invernales y melancólicos, relatos en donde suelen aparecer como únicos personajes un hombre y una mujer, pero en donde los principales contendientes son el amor y la muerte, en los que siempre el amor sale derrotado. Algunos de los títulos resultan más que sugerentes: “La noche de difuntos”, “Día de invierno”, “En la sombra profunda” y “Tristeza de otoño”.

Como buen modernista, Turcios sitúa a todos sus personajes en ambientes cosmopolitas, con caracteres y gustos decididamente europeos. Pero no sólo se le debe a este escritor el haber introducido el relato cosmopolita en Honduras, sino que él fue nuestro primer modernista en incorporar el relato fantástico en la narrativa hondureña, como puede observarse en los cuentos “El caso de Ernesto” y “La novia de Ludovico”, éste último publicado en 1899, en la Revista Nueva. El interés de Turcios por la literatura fantástica lo llevaría a ser admirador de Edgar Allan Poe, uno de los grandes maestros del género. En “La risa de la muerte” resultan evidentes las huellas intertextuales del célebre relato de Poe “La barrica de amontillado”, que apareció también en la Revista Nueva .

Por otra parte, existen dos motivos modernistas en los relatos de Turcios que deben destacarse. El primero se trata de la existencia de un mundo posible más allá de la muerte, idea que llegó a fascinar a muchos modernistas, entre ellos a Rubén Darío, Amado Nervo, Leopoldo Lugones, Antonio Machado (1875-1939), Valle-Inclán y Julio Herrera y Reissig (1875-1910), y que los llevó a acercarse al ocultismo o a la masonería. En el poema “Lo fatal”, Darío eleva su pregunta sobre “el espanto seguro de estar mañana muerto”, como sucede con los personajes de “El viento nocturno” y en “Bajo el cielo inmutable” de Turcios. En “Romanza de ultratumba”, sin embargo, la preocupación de los personajes se centra, en una existencia más allá de la muerte y, principalmente, en la trascendencia del amor.

Por último, resulta imprescindible destacar en Hojas de otoño, uno de los cuentos mejor concebidos de Turcios: “Amor sacrílego”. Lily Litvak en su libro Erotismo fin de siglo llama la atención sobre un motivo finisecular que liga lo espiritual con el “placer del sacrílego”, de lo cual resulta una estética donde “se mezcla lo religioso y lo satánico en una sensualidad seudorreligiosa [...]. La estética termina basándose en la oscilación entre dos elementos irreconciliables, el renunciamiento y la exaltación de la carne . En “Amor sacrílego”, un joven sacerdote sufre los tormentos más atroces para aplacar sus tentaciones carnales. La soledad, el enclaustramiento sombrío, la autoflagelación, sus desesperados ruegos a un Cristo de bronce, de nada le sirven; su “ansia de amores y placeres” no le da tregua. El final resulta truculento, en suma efectista, y se encuentra directamente conectado con el ritmo que adquiere el relato desde el comienzo. Estamos, sin embargo, ante una de las mejores piezas de la narrativa modernista hispanoamericana, un cuento que evidencia la gran capacidad de Froylán Turcios como esteta consumado del modernismo.







Tierra maternal (1911)



Desde 1911, el modernismo aristocrático, preciosista y exótico comenzaba a dar signos de cansancio. La década de 1910, señala Hervé le Corre, supuso una época de mucha heterogeneidad, en la cual se manifiesta la preocupación por la búsqueda de «una unidad social y política cimentada por valores nacionales». Algunos fenómenos que irrumpen en el escenario mundial, como la Revolución Mexicana (1910) y la Primera Guerra Mundial (1914-1918), producen no sólo en Europa, sino en todo el mundo, «el sentimiento de “orfandad”, de cuestionamiento de un modelo» . Una de las direcciones del postmodernismo fue el regreso al ámbito de lo propio, el encuentro del hombre con la vida sencilla de la provincia, el empleo del sencillismo lírico y la adopción de un lenguaje costumbrista. En este sentido, Turcios demostró estar a la altura de su tiempo, cuando en 1911 publica en la Tipografía Nacional de Tegucigalpa Tierra maternal, un libro de cuentos y poemas regionalistas, con los que el poeta evoca la naturaleza de su región y narra algunos relatos que, con una mezcla de supersticiones y violencia, parecen surgir de la tradición oral del contexto en donde se desarrollan: el departamento de Olancho. De los siete relatos de este libro, seis tratan de violaciones y crímenes atroces; sin embargo, destaca una de las narraciones más tiernas escritas por Turcios: “Soledad”. En este relato, donde el colorido paisaje olanchano se mezcla con el ardiente erotismo de dos jóvenes adolescentes, existe una relación de tipo autobiográfico, según lo señala el mismo Turcios en sus memorias . Tierra maternal sólo significó un alto en el camino, un breve homenaje a su tierra, a sus paisajes y a su gente; luego, con Prosas nuevas, el autor retoma la estética modernista.




Prosas nuevas (1914)


En 1914 Froylán Turcios publica Prosas nuevas, en la Tipografía Nacional de Tegucigalpa. Puede entenderse que después de haber explorado los temas regionalistas con Tierra maternal, Turcios retome el camino de la estéica modernista, ya que esta oscilación entre una escritura y otra fue también característica de otros modernistas como el uruguayo Carlos Reyles (1868-1938), el argentino Enrique Rodríguez Larreta (1873) y el guatemalteco Rafael Arévalo Martínez (1884) . Con este libro de prosas y cuentos, el hondureño se consolida como uno de los mejores escritores modernistas de Centroamérica. No obstante que el modernismo en 1914 ya se acercaba a su fin –Rubén Darío moriría dos años después- Turcios sigue manteniendo casi los mismos postulados estéticos de su libro Hojas otoño. Es decir, en Prosas nuevas reaparecen temas tan recurrentes del modernismo decadentista, como el del fetichismo en “El poema de las manos perversas” y en “Los ojos de Ofelia”; la mujer fatal en “Elysabeth”, “Un encuentro fatal”, y “Noche buena en alta mar”; un asomo de incesto en “Katie”; el tema del amor de ultratumba en “Nocturno melancólico” y los amores fantasmales en “La muerte enmascarada”. En “El domador”, un relato que incorpora genialmente el elemento fantástico, Turcios parece acercarse a la sobriedad, al despojo del lenguaje preciosista y a la precisión de la narrativa postmodernista, aunque con un tema común del modernismo: la valoración de la existencia y el terror a la nada.

Ahora, es necesario destacar dos cuentos de Prosas nuevas, ya que ambos presentan circunstancias temáticas poco comunes en el escritor hondureño: “Vísperas de boda” y “Pareja exótica”. En “Vísperas de boda”, por primera vez, el autor hace uso del diálogo directo entre un personaje femenino y uno masculino, hasta entonces todas la voces de mujeres habían sido introducidas a través del narrador. Pero, en este texto, la mujer no sólo logra conquistar un espacio para su voz, sino que hasta se defiende con orgullo, cada vez que emplea la ironía para provocar más a su interlocutor. Es la primera vez también que el autor emplea con tanta claridad y humor el recurso de la ironía. Por supuesto, a Turcios le interesa destacar que Henrique con sus 50 años – y a pesar de su condición de burgués- se encuentra en una posición desventajosa a diferencia de Andrés, que es joven, y además poeta, por lo que también sale a relucir la oposición entre los valores materiales y los del arte.

En cuanto a “Pareja exótica”, no cabe duda de que este cuento constituye una buena muestra de una serie de patologías que salen a relucir en la mayoría de los relatos de Turcios, en los que se ven implicados un hombre y una mujer. Sin embargo, es posible que detrás de este cuento pueda encontrarse la influencia de dos de los escritores más admirados por Turcios y a quienes tuvo la oportunidad de conocer personalmente: el francés Rémy de Guormont y el belga Maurice de Maeterlinck . El hondureño se sintió impresionado por la obra de Gourmont, Física del amor, donde el francés propone una vuelta a la naturaleza en la explicación del amor, y tal retorno implica un encuentro no sólo con el origen salvaje de la especie humana, sino también con todas las formas animales. Maeterlinck, por su parte, propuso en su estudio Vida de las abejas una alegoría de las relaciones humanas, al atribuirles a tales insectos sentimientos como el rencor y el odio. Al escudriñar en la naturaleza para explicarse el amor entre los seres humanos, los naturalistas se dieron cuenta de que entre las pulsiones destructivas de los hombres y de los animales no había diferencia. Así, el “felino ademán” de la mujer en “Pareja exótica”, la manera en que “rompe con los dientes el cristal” de la copa, y su risa diabólica que agita “los pájaros azules de su sombrero”, reflejan los símbolos de su naturaleza salvaje. Además, la forma excesiva en que se ensaña contra el hombre, ese “lacayo” que soporta pasivamente la agresión, no deja ninguna duda de que en ella se concentra la sustancia de la mujer fatal, que ha encontrado una forma más directa de destruir a su víctima.

Todos los cuentos de Prosas nuevas evidencian la gran capacidad de Turcios como narrador, la cultura ecléctica y cosmopolita que el hondureño había absorbido, producto de sus lecturas, su experiencia como editor de revistas de prestigio, su relación con grandes escritores de la época y sus viajes por América y Europa.
 
 
Cuentos del amor y de la muerte (1929) y Páginas del ayer (1932)



Un año después de haber sido nombrado por el gobierno de Honduras Encargado de Negocios en la capital francesa, Froylán Turcios publicó Cuentos del amor y de la muerte (1929), en la editorial Le Livre Libre de París. Este fue el último libro de cuentos que publicara en vida, y en él se encuentran recogidos todos los relatos de Hojas de otoño, Tierra maternal y la mayoría de Prosas nuevas, además de otras narraciones publicadas en revistas de Honduras y del extranjero.

A pesar de que en algunos relatos de Cuentos del amor y de la muerte como “Último día” y “La pasajera de los ojos verdes” se puede identificar todavía el tema de la mujer fatal, en la mayoría de las nuevas producciones incluidas en este libro se percibe un lenguaje despojado de los adornos preciosistas y de los tópicos del decadentismo, aunque, a veces, la oscilación entre modernismo y postmodernismo se presta a muchas confusiones. Así, “El mago” , podría clasificarse como postmodernista, tanto por el empleo de un lenguaje sobrio, como por el tema, en el que el hombre, a pesar del desencanto por la vida, decide aferrarse a ella; mientras que con “Felisa” , publicado diez años después, Turcios vuelve al tema del amor y de la muerte en la línea puramente decadente: el narrador protagonista y poeta, los paisajes otoñales y lúgubres, la mujer prerrafaelita, la enfermedad, la lucha contra el destino... En todo caso, el desorden cronológico y la falta de fechas al final de cada cuento, en esta edición de 1929, presenta confusiones a la hora de determinar el contexto en que fueron escritos, y, por lo tanto, la evolución estética del autor. Algunos textos marcadamente modernistas, como “Fábula del crisantemo verde” y “La mejor limosna” que habían aparecido entre 1905 y 1906 , por no haber sido incluidos en libros anteriores, podría pensarse que fueron escritos después de 1914, cuando aparece Prosas nuevas.

En 1932 Turcios publicó también con la editorial Le Livre Libre Páginas del ayer, un libro de prosas, anécdotas, poemas en prosa y cuentos. Algunos de estos escritos ya habían aparecido en Hojas de otoño y en Prosas nuevas, otros fueron publicados en las revistas Atenea de Costa Rica y en Hispano-américa de Honduras. De Páginas del ayer se han incluido cinco narraciones que, a nuestro criterio, pueden considerarse relatos, aunque hay muchos que, en su calidad de poemas en prosa, se pueden confundir con textos narrativos. Los textos escogidos son los siguientes: “El lunar”, “En la negra noche”, “Gaby”, “El último billete”, y “Momento supremo”. Detrás de “Gaby” se encuentra implícita la experiencia autobiográfica del autor, ya que el relato coincide temporalmente con sus dos viajes a París en 1906 y en 1920.

Es posible que el intento de Turcios, de publicar lo más importante de su obra en París, obedeciera sobre todo a un interés personal por rescatar sus libros, cuyas ediciones en Honduras habían sido escasas. A los 55 años, y con el modernismo ya superado por las vanguardias , resultaba obvio que la estética de sus nuevas publicaciones, que abarcaban textos desde 1904, debían tener muy poca cabida en los gustos literarios del momento. Su situación como escritor se hacía aún más difícil en París, donde en esos mismos años tres escritores latinoamericanos exploraban, desde distintas vertientes, en el campo narrativo: Miguel Ángel Asturias, con Leyendas de Guatemala (1930); Alejo Carpentier (1904-1980), con Ecué-Yamba-O (1930) y Arturo Uslar Pietri (1906-2000), Las lanzas coloradas (1930) . La amistad de estos tres escritores se vio enriquecida intelectualmente, y a pesar de que todos editaron sus obras en Madrid, la experiencia cultural parisiense los motivó especialmente a la búsqueda de lo universal en la realidad de sus países.

En Honduras tampoco las condiciones serían muy favorables para los nuevos logros editoriales del hondureño, ya que en 1932 se instala el gobierno de Tiburcio Carías, que con el tiempo degenerará en dictadura y que retendrá el poder hasta 1948. Esto pudo haber afectado considerablemente la difusión de los libros, y es posible que el desconocimiento, que hasta ahora se tiene de la obra de Turcios obedezca a esa misma razón.




 Otros cuentos
La mayoría de los cuentos que aparecen en esta sección fueron publicados en Costa Rica, en la segunda etapa de la revista Ariel, entre 1937 y 1943. “Un desventurado”, publicado en 1941, guarda impresionante similitud en cuanto a la temática y a procedimientos narrativos con el cuento “Rojo” de Rubén Darío, aparecido en 1892. De lo que no cabe duda, es que Turcios no le otorgó muchas concesiones a las corrientes posteriores al modernismo; al contrario se mostró renuente a cambiar su visión estética, como lo demuestra en el artículo “Escribir bien”, de 1938:



Con frecuencia leo en libros, diarios y revistas, que la prosa o los versos de tal o cual escritor o poeta son muy bellos, aunque su forma de expresión ya no está de moda, o que se halla rezagado, o que se escribe como se acostumbraba hacerlo a finales del siglo último, etc., etc.

En general los que se pronuncian así son jóvenes que hacen sus primeros ensayos en las letras y que buscan en vano su camino en una absurda anarquía que llaman vanguardismo y que consiste en despreciar todos los dogmas clásicos, procurando sorprender al lector con las hipérboles y las metáforas más extravagantes, con frenéticos saltos de acróbatas de la frase, destruyendo el verso en su ritmo melódico .



Así se defiende el poeta de una crítica que, como deja entrever, había sido dirigida contra él. Obsérvese como defiende “el ritmo melódico” del verso, una de las cualidades fundamentales de la estética modernista. Sin embargo, la renuencia a incorporar a su escritura otras técnicas y otros temas, también resulta evidente en su narrativa de tema amoroso, en la cual persiste uno de los tópicos de fin de siglo más comunes en sus primeros trabajos: la necrofilia. Esto se puede observar en los relatos publicados entre 1941 y 1943: “Sombra lejana”, “Silencio campesino”, “Manos en las tinieblas”, “Celeste sombra” y “Doloroso amor” ; los mismos títulos aluden a su temática decadente.

La gratitud era uno de los sentimientos que Turcios más valoraba, de la misma manera que depreciaba la ingratitud: «No hay entre las perversidades humanas ninguna que me produzca mayor asco que la ingratitud. El ingrato es un ser abyecto y ruin, el más vil y miserable entre los miserables» . El tema de la gratitud aparece en ”Un príncipe”, “Gratitud espléndida”, “Una generosa estratagema”, y “El salvador” , publicados entre 1937 y 1941. En estos relatos, los personajes que realizan actitudes generosas a sus semejantes, al final se ven recompensados con grandes fortunas que los salvan de sus aprietos económicos. Algo de su vida habrá puesto Turcios en este tema, ya que en sus Memorias relata cómo en muchas ocasiones ayudó a otros a salir de situaciones difíciles, y algunas veces hasta a salvarles la vida . Ante la situación económica que atravesaba el poeta en sus últimos años, hubiera deseado que al menos uno de los muchos a los que había ayudado llegara un día, como uno de los personajes de “El salvador”: «Hermano querido: las deudas morales no pueden nunca pagarse; pero ya que esto es imposible me conformaré con devolverle aquella suma con los intereses de mi gratitud. En esta cartera encontrará usted cien mil dólares en giros y mi tarjeta con mi dirección en Nueva York... –Ojalá pudiera yo servirle en algo más...» . Cuando Turcios escribe este cuento, se encontraba enfermo y pasando por una precariedad económica que rozaba la miseria. La única recompensa que recibió fue la pensión de doscientos pesos mensuales que le otorgó el gobierno de Carías en 1940, y que le sirvió para sobrevivir los últimos tres años de su vida.




Funes J.(2007)Froylán Turcios-Análisis de obras, extraido 9 Sep. de la pagina web.litart.mforos.com

Analisis literario y critica de los libros poeticos de Froylán Turcios. - Por Helen Umaña

Mariposas (1895); Renglones (1899); Tierra maternal (1911); Floresta sonora (1915); Flores de almendro (1931). 

Mariposas

 
Mariposas contiene sesintidós textos en prosa y ciento treinticuatro en verso. En estos últimos, desde cualquier ángulo que se los considere, priva el romanticismo más acendrado. En la prosa, aunque conceptualmente la nota dominante es similar, desde el punto de vista estilístico, despuntan los primeros atisbos modernistas en el trabajo de Turcios. Los temas del amor y la muerte predominan en las composiciones versificadas. Con relación al amor, el autor pulsa las consabidas notas del modelo romántico: manifestación apasionada del sentimiento; exaltación de la amada vista al trasluz del estereotipo idealizado (virgen, pura, hermosa y, generalmente, de blonda cabellera y tez muy blanca); desesperanza por el desencuentro o abandono; justificación de los celos, etc. Formalmente, sin excepción, los poemas están por debajo de los de sus predecesores o coetáneos más destacados. Títulos: "Odor di femina", "Primaveral", "Remembrance", "Floreal", "Forget me not", "Flor de lis", "Sol de invierno","Nubes negras", "Ausencia", "Celoso", "Sin retorno", "Páginas del pasado", "Hastío"... La versificación es de este corte: Bellos, obscuros, divinos,/ son tus ojos sin iguales,/ tienen rayos celestiales,/ resplandores peregrinos:/ dulcísimos asesinos/ de mi pobre corazón,/ ojos en cuya expresión/ ansiara leer mi ventura,/ y un reflejo de ternura/ para calmar mi pasión. ("Tus ojos", Turcios, 1895: 14); Blanca, tan blanca como una estatua/ de sonrosado mármol ideal,/ está en el templo mi casta virgen,/ arrodillada frente al altar:/ sereno el rostro, las manos juntas,/ los ojos llenos de inmenso amor,/ y el alma cándida, embebecida,/ en los misterios de la oración. ("Mística", Ibid: 23-24. )

La tópica en torno a la muerte -que puede entreverarse a poemas como los anteriores o presentarse como tema central- también posee la atmósfera y el tono románticos: presentimientos nefastos; visiones anticipadas del fatal momento; amores absolutos rotos por la muerte; ataúdes y aves negras; días sombríos y brumosos; anhelos de morir, suicidios... Lo advertimos en poemas como "El regreso", "La mariposa negra", "Invierno". Los versos adquieren este cariz: Ya vienen de noviembre las ráfagas glaciales,/ sobre su débil tallo tembló la blanca flor;/ y envuelta el alma enferma en sombras sepulcrales/ tirita de tristeza, sin luz y sin calor.(...) qué grato es el reposo,/ qué grata la ventura,/ del sueño del olvido/ allá en la tumba obscura.../ después de cruel jornada/ qué dulce es descansar! ("Los desgraciados", Ib: 54) Ya es árido desierto/ mi pobre corazón, triste y herido..../ Feliz cuando repose frío y muerto/ envuelto en el sudario del olvido! ("Días negros", Ib: 94). ("Pálida mors", Ib: 47);




Además, el libro contiene poemas a la madre ("El mejor nombre"); homenajes ("Morazán", "Salvador Díaz Mirón", "Manuel Gutiérrez Nájera", "Rubén Darío", "En la última página de María"...); reflexiones sobre el propio valor ("Crespones") y sobre la condición humana en general ("En el humo de mi cigarro": lo efímero); textos de tema político ("Líneas"), marino ("Barcarola"), onírico ("Fue un sueño": cree ver al espectro de Julián del Casal), religioso ("A la fe"), patriótico ("A Honduras", "Patria"). Pero, en ninguno, un verso memorable o distinto al de sus predecesores o contemporáneos. Lo más valioso de Mariposas está en las composiciones en prosa. Algunas están muy cerca o rozan al ensayo doctrinario, didáctico o literario. Otras -de índole narrativa- se emparentan con el cuento. El grupo más importante -que con suma frecuencia impregna a los anteriores (es difícil establecer fronteras tajantes)- sigue la línea de la prosa poética a la que fue tan propenso el modernismo. Como ejemplos, citamos "Noche de luna", "Mayo", "En el mar", "Ave marina", "Recónditas", "La balada de los dos besos", "Pasionarias", "Adoración"... En los dos rubros últimos, la temática es similar a la que observamos en los poemas:



Faro de las inmensas tinieblas de la duda y del dolor, chispa con reflejos de nácar

y diamante, sereno horizonte en el nebuloso cielo de la incertidumbre!

Angel de las alas doradas que en medio de las profundas tristezas te apareces como visión

de encantadores ensueños, iluminando el alma con los rayos de tu celeste claridad,

despejando las brumas de la mente, las supremas mieles del corazón!

Diosa de la simpatía, romántico ideal de los amores castos, novia de las seductoras

caricias, si yo fuera poeta, cómo te cantaría!

(...) Siempre que en mi alma he sentido el vacío de la nada, siempre que el desaliento bate

sobre mi espíritu sus alas sombrías, te me apareces fantasma de las albas vestiduras y

alumbras con el destello de tu rósea luz la obscura noche de mis profundas tristezas. ("A la esperanza", Ib: 61-62)



En las noches de luna, en las misteriosas noches de luna, qué de ensueños vagos, qué

deseos sin nombre, qué de aspiraciones inmortales que como pájaros errantes elevan en el

espíritu su canción triunfal!

Ah de las muertas ilusiones! ah (sic) de los dulces sueños irrealizables! ah (sic) de los

azahares en la frente de la novia!

¿Qué se hizo el rumor del primer beso, la impresión de la

caricia lánguida, el eco de la voz de la bella Colombina?....

¿Qué se hizo el perfume de la amada y la lágrima silenciosa del último adiós?... ("Recónditas", Ib: 143)



Por el fondo doctrinario, destacan los textos, tanto en verso ("Líneas") como en prosa ("Renglones"), en los que el autor execra a los tiranos:



Yo he jurado odio eterno a los tiranos

Que hacen de su crueldad público alarde;

Á esos que alientan corazón cobarde,

Con la sangre de Abel rojas las manos. ("Odio eterno", Ib: 267)



(...) no creais que ese 'olor di femina', que esa pasión por la forma plástica que ha

enloquecido al mundo con todas las volubilidades y nobles virtudes de la mujer, constituye

la musa de mis ideales superiores. Pequeña sería mi alma, raquítico mi cerebro, si así

sintiera y pensara.



No! Mi musa egregia, mi musa real, altiva y nobilísima, es la musa de

Mirón en Méjico, de Montalvo en el Ecuador, de Vargas Vila, nostálgico y proscrito del suelo colombiano. Es la

musa de los grandes varones, de los que llevan la protesta, el anatema y la maldición para

los tiranos y el sol de la libertad sobre la frente. Musa desmelenada y soberbia que caería

ensangrentada en el campo de batalla y que llegaría al martirio con la sonrisa del

desprecio en los labios. ("Mariposas", Ib: 289)



Exaltación emocional y preocupación social que corresponde más al espíritu romántico que al modernista. Inclusive, en esa última composición, al hacer un balance entre ambas perspectivas, su inclinación es muy clara. En los significativos párrafos finales del libro, leemos:
Si en algunos de mis versos ó cuentos se advierte marcada tendencia hacia esa escuela,[el modernismo o decadentismo] eso no prueba, sino que he cedido al ritmo musical el encadenamiento artístico de mis ideas, tratándose de asuntos ligeros ó vulgares, en que para nada necesitaba de estrofas bélicas y resonantes, y sí de las expresiones del sentimiento íntimo, que es el colorido y la luz de la poesía erótica. Esa palabra decadente tiene para mí la antipatía de su sentido absoluto: literatura que decae no es la literatura que ambiciono, no es el campo de combate para mis ideales de gloria. En la armonía de las palabras, en la sonoridad de las frases no se puede encontrar la realidad de las aspiraciones del artista. Idea, fondo, unido al rítmico lenguaje de la poesía, ese es mi ideal. La literatura de los poetas excelsos que ven en el arte el medio para vencer el espíritu retrógrado de una época, para realizar un noble sueño, como Víctor Hugo: la literatura de los grandes escritores que ven en el lenguaje conciso y revolucionario una arma de combate para triunfar contra las tiranías, esa es la literatura del porvenir y en ese campo estrenaré mis armas, bregando por todas las libertades y por todos los derechos! (Ib: 300)



Renglones

 
Renglones comprende treintisiete composiciones en prosa y nueve versificadas. La asimilación modernista es nítida en el primer rubro. Turcios burila una prosa eurítmica que se observa, inclusive, en trabajos de carácter narrativo o de finalidad exhortativa o didáctica.
En Mariposas predomina la nota sentimental. Quizá, por ello, Turcios, varias veces, alude a un público femenino. Al finalizar, indica que su próximo trabajo literario tendrá un temple viril. De ahí que, en Renglones, varios textos entrañen una alabanza o un reconocimiento a personalidades o profesiones que han hecho de la lucha, el aspecto central de su existencia. Esta idea se encarna, con nitidez, en los poemas "El último redoble" (el tamborilero, aunque le cortan una mano, con la otra, continúa exhortando al combate) y "Estrofas":
El combate es un sol: todo lo alumbra

y de fulgores los espacios puebla:

no te quedes jamás en la penumbra

como el ave aterida entre la niebla.



Antes alza la frente ennoblecida

donde brotó la luz del pensamiento

y reta las miserias de la vida

con el empuje de huracán violento. (Turcios, 1899: 81)


Responden a ese espíritu confrontativo: "Periodismo" (cátedra sagrada de las inteligencias superiores; los periodistas son sacerdotes de la palabra (...) caballeros armados de nobles armas, en sus briosos corceles de guerra, Ibid: 5-6); "Página patriótica contra los déspotas"; "Los espectros" (visión grandiosa de Napoleón y sus generales y de Bolívar y los patriotas americanos, con el señalamiento de mayor grandeza moral en estos últimos); "Los sepulcros" (exaltación de las tumbas del héroe, el poeta y la virgen); "Mis odios" (execración a los tiranos, los hipócritas, los envidiosos...); "La aristocracia del porvenir" (frente a la del dinero, que priva en la época, la del futuro: la aristocracia del talento)... Con respecto a las prosas poéticas de signo más definido, Turcios conjuga toda la pedrería lingüística del idioma. Imágenes, adjetivaciones, contrastes, anáforas, paralelismos... El sabio empleo de los recursos expresivos en donde el referente es, apenas, el pretexto que permite el despliegue del poder efectista de la palabra. Como muestra, dos textos completos:
Viene la noche negra, la hora suprema de los desesperados. El fósforo cerebral se incendia y arroja sobre las ideas de luto, sobre los pensamientos de duelo, fugaces llamas rojizas, chispas de sangre; mientras en el corazón cae sobre todas las alegres ilusiones, sobre todas las risueñas esperanzas, el sudario mortuorio del suicida. Se oye un tiro de revólver, se ve el reflejo de un puñal...... y todo queda en silencio. Después, á la luz del día, pregunta la multitud con voz inconsciente: ¿Por qué?... Y en tanto que á su alrededor se agitan los estúpidos, el muerto yace inmóvil sobre el ataúd, con el semblante iluminado por una sonrisa de profundo desprecio. ("Media noche", Ib: 68)
Amo la soledad: porque ella me hace pensar en lo infinito y me trae las brisas de un lejano país de ensueños y quimeras; porque me hace sentir hondamente la atracción de la nada y sumerge mi espíritu en una somnolencia indecisa en que cruzan por mi memoria los recuerdos de mi pasado y las visiones de mi porvenir. Amo la soledad del campo, porque en el sagrado templo de la naturaleza siento en mi alma un florecimiento de ilusiones y que huyen de mi cerebro las desesperantes teorías de este siglo pesimista; pero sobre todo eso, amo el silencio del bosque ó la soledad de mi cuarto, porque hasta ahí no llega el rumor de la ola humana, el ruido del mundo, el sordo murmullo de miserias y pasiones agitadas con que se representa á diario el sainete de la vida. ("Soledad", Ib: 67)
De nuevo, la visión sombría de raigambre romántica. Otros trabajos de similar espíritu son: "Mientras llueve" (contempla el retrato de una mujer); "La canción de las rosas" (divagaciones en torno a las rosas blancas, amarillas y rojas); "Antítesis" (contraste entre la edad cronológica y la juventud y ancianidad espiritual); "Crepúsculo marino" (analogía entre el mar y él); "Plenilunio" (evocación del puerto de Amapala); "Acuarela de otoño"; "Ojos tristes" (amor y sugerencias de muerte); "Lágrimas" (las del mar del dolor, las de felicidad, las de guerreros como Bonaparte...). En "Fantasías marinas": viendo el mar, evoca, como si fuese una procesión de espectros, entidades abstractas:
Ahí van las visiones más etéreas y vagas, la Aspiración consolando al Desaliento, la Desventura enjuganda (sic) las lágrimas de duelo de la Esperanza. (...) La materia lanza al espíritu su burla acerada, y éste llora sus difuntos anhelos de gloria, mientras el Escepticismo le sonríe con tristeza. Después aparece el fantasma del Amor, cubierto por una blanca túnica de ilusiones enfermas; le siguen la Traición, la Volubilidad y la Indiferencia; la Felicidad se quedó rendida de cansancio en el camino. (Ib: 34-35)
Las descripciones de sabor modernista -imágenes que convocan el poder sugestivo de los sentidos- muestran su esplendor en el tratamiento del paisaje:
Ya la verde campiña se tiñó de amarillo color: un musgo de oro ha cubierto la tierra blanquecina de la llanura. Mudos están los pájaros, sin flores los grandes árboles salvajes, las hojas van cayendo á impulsos del huracán. Donde antes había riqueza de vida y de perfumes, reina hoy la soledad y la aridez. Allá á lo lejos se ven como fantasmas del crepúsculo las altas montañas, indecisas en la tiniebla.

El rumor del río llega á mi oído como una voz lejana; como un dulce canto el murmullo de las selvas y un cálido soplo de marzo me acaricia cual un aroma de mujer. ("Acuarela de otoño", Ib: 102)
Menores logros observamos en los escritos versificados. La idea de la muerte la encontramos en "Remember" (que ella lo recuerde cuando yazga en la tumba); "El nimbo" (retrato de la amada muerta); "Eternas" (al propio sepulcro bajarán sus novias) y "Ligeia" (evocación del emblemático personaje de Edgar Allan Poe). El tema amoroso está presente en "En el tren" (con la lluvia evoca lágrimas femeninas); "Niña querida" (la mujer visualizada como protectora) y "Versos ingenuos" (alabanza de una dama).


Floresta Sonora
En Floresta sonora, Froylán Turcios consolida su nombre como gran sonetista. Lo comprueban las bien elaboradas piezas que, en número de sesenta y nueve, configuran el núcleo del libro. Del octosílabo al alejandrino, destaca una musicalidad abrevada en la exuberante fuente modernista. Formalmente, esto es incuestionable. Sin embargo, el autor no se pudo liberar de las adherencias conceptuales del romanticismo. Visión del mundo y temas así lo indican. Abundancia de textos que pulsan las consabidas cuerdas de los libros precedentes: amor; muerte; nostalgia; pesimismo; hastío de vivir; contraposición sueños ideales-realidad; valoración de la mujer en términos de virginidad y pureza y elogios a personalidades o escritores preferidos. Los títulos grafican el concepto: "Recordando a Annabel" (cuarenta y ocho cuartetos); "Flor de amor"; "Añoranza nocturna"; "Ojos muertos"; "Pena ignota"; "Hastío"; "Virgen blanca"; "Quimera azul"; "Duelo de amor"; "Epitafio"; "Rumbo al misterio"; "Letanía fúnebre"; "Fúnebre mal" (el hastío, el asco frente a la vida); "Vértigo sensual"; "En los inválidos" (exaltación de Bonaparte); "Jardín ideal" (el propio yo, jardín cerrado); etc.
Ofrecen mayor interés los textos que enfocan una temática distinta. "En París", el anhelo de viajar a la ciudad emblemática del modernismo se contrapone al desencanto ante la realidad. "Anhelo eterno", el amor al saber. "Inmortalidad" recuerda el compromiso del poeta con la dignidad; "Canon sagrado" exhorta al escritor a luchar por la verdad. "Para un gran poeta" conmina a la búsqueda de la belleza. "Horror de la máscara" le pide a la mujer autenticidad en la relación amorosa. En "Fraternidad" insta a realizar el bien. "Escepticismo" es una invitación al goce del presente. "Breviario antiguo" confronta con la realidad:



El verbo de este libro es una llama

donde la flor de la ilusión perece.

La cantárida vive. El mal florece

y un veneno sutil la sangre inflama.



Su olor no es de verbena ni retama

y un hálito de pólenes parece:

bajo el fuego del sol se desvanece

y dice al hombre: ¡fecundiza y ama!



Libro caliente de emoción sentida,

Amargo y cruel como sangrienta herida,

pérfido y dulce y de un saber profundo,


en cuyas hondas frases entreveo

todo el dolor del inmortal deseo

que da la vida y que estremece al mundo. (Ib: 42)
No obstante la reiteración de temas, es preciso consignar la habilidad del autor para encontrar giros, frases e imágenes que, en algún matiz, se apartan o difieren de otros textos. En otras palabras, aunque hay una atmósfera común y que, por momentos, tenemos la impresión de estar frente a una lira monocorde, el poeta realizó un trabajo estilístico muy honesto, de exigencia consigo mismo.



Flores de Almendro
En Flores de Almendro encontramos noventa y tres textos. La mayoría -algunos con importantes modificaciones- están incluidos en los libros anteriores. Los restantes carecen de algún aspecto destacado o peculiar. Quizá, por apartarse de la temática usual, hay que mencionar "Patria inmortal", soneto que constituye un vigoroso llamado a la defensa de la soberanía nacional:


Nada mi tedio fúnebre aminora:

ni el orgullo del nombre resonante,

ni el viaje ideal sobre la mar sonora

tras del ensueño en el azul distante.

(...)

Sólo me enciendo en cólera que espanta

cuando intenta humillarte, Patria mía,

del extranjero la maldita planta. (Turcios, 1932: 127)


Flores de almendro, publicado cuando ya en otros países de Centroamérica se había producido una poesía diferente y renovada, constituye un anacronismo, tal como se deduce, inclusive, del romántico título que ostenta. Sí es encomiable el afán del poeta por preservar -en la relativa perennidad del libro- muchos de los textos que andaban dispersos en periódicos y revistas.



Comentario General
En el campo poético, Froylán Turcios, en todos sus libros, ofrece un cuadro temático sin diferencias de carácter sustantivo: variantes del binomio amor-muerte (la amada prematuramente muerta, el amor como vencedor de la muerte, las solicitudes específicas a la amada para cuando él muera); exaltación de los estados mórbidos del espíritu (la melancolía, la tristeza, la añoranza del pasado); mitificación de la mujer (especialmente en lo concerniente a las cualidades con las cuales se la pondera: virgen, bellísima y extremadamente joven); idealización de la naturaleza (marcos idílicos en consonancia con la euforia amorosa); percepción metafísica o mágica del mundo (la vida como misterio, la presencia de fuerzas incognoscibles que la dominan, la existencia ultraterrena y la persistencia de la comunicación más allá de la muerte); conciencia del oficio de escritor (status de privilegio para el poeta, sentido de la responsabilidad social) y apuntamientos de tipo patriótico.

Casi sin excepción, la versificación es nítida. Turcios, exigente conocedor de la métrica y con un gran sentido del ritmo -apuntalado, sin lugar a dudas, por la eclosión modernista-, no cometió deslices al respecto. El mismo patrón de exigencia aplica a los textos en prosa, ceñidos a ricas modalidades musicales y con predilección por los párrafos y oraciones breves. De claridad prístina y meridiana. El meollo del asunto radica en su propia concepción de la poesía y en la manera de utilizar el lenguaje (denotación/connotación racional, amparada por el significado tradicional de los vocablos; profusa adjetivación, abuso de la hipérbole...) que se negó a cualquier audacia renovadora de impronta vanguardista que, por cierto, ya había brotado, con gran fuerza en la vecina Nicaragua. Turcios, conceptualmente, nunca salió del siglo XIX y, desde el punto de vista de la forma, no trascendió el modernismo.

Umaña H.(2007)Froylán Turcios en Poesía(extraido 9 Sep. de la pagina web.litart.mforos.com

Anhelo eterno

Turban con su vision mi anima inquieta


seres y cosas de diverso modo.

Me obsesiona tenaz una secreta

ansia profunda de saberlo todo.



Almas y formas sin cesar escruto.

Voy tras la luz y cuanto miro observo:

Desde el genial filosofo hasta el bruto,

desde el rebuzno estolido hasta el verbo!



La obscura flor, la piedra rutilante,

el insecto, el reptil, el astro errante,

la vida y la emocion, la muerte, el numen;

toda la ciencia, la verdad y el mito,

anhela contener en su infinito

mi espiritu en un magico resumen.

Salomé

Baila sobre el marmóreo pavimento

y su forma impecable y peregrina

en una leve ondulación felina

puebla de aromas el dormido viento.



Florece de pasión su movimiento,

sonríe de placer su faz divina,

y su trágico espíritu ilumina

el fulgor de un relámpago sangriento.



Entorna las pupilas soñadoras,

su cabellera fúlgida desata;

y en la gloria inmortal de su belleza



vé al terminar sus danzas tentadoras

en una fuente de bruñida plata

del Bautista la cárdena cabeza.

Breviario antiguo

El verbo de este libro es una llama


donde la flor de la ilusión perece.

La cantárida vive. El mal florece

y un veneno sutil la sangre inflama.



Su olor no es de verbena ni retama

y un hálito de pólenes parece:

bajo el fuego del sol se desvanece

y dice al hombre: ¡fecundiza y ama!



Libro caliente de emoción sentida,

Amargo y cruel como sangrienta herida,

pérfido y dulce y de un saber profundo,



en cuyas hondas frases entreveo

todo el dolor del inmortal deseo

que da la vida y que estremece al mundo.

Tierra maternal

Tierra de luz y de íntima fragancia


que en mi recuerdo de ilusión fulgura,

fértil región de insólita hermosura,

carmen de amor donde corrió mi infancia;



Vasto jardín fecundo que mis horas

perfumó con sus rosas y claveles,

que coronó mi musa de laureles

y me ofrendó sus músicas sonoras;



A tí, pródigo edén por quién suspira

mi corazón en la gran paz nocturna,

van los vagos acordes de mi lira



entre el rumor universal dispersos:

¡qué a tí revuela mi alma taciturna

en el arcano ritmo de mis versos!

Los alcaravanes

Vuelan sobre el verdor de la sabana


con torpes alas que el cansancio oprime,

mientras el viento de la tarde gime

y el sol tramonta en la extensión lejana.



Persiguen sin cesar á la indefensa

culebra que se oculta en los gramales

ó inmóviles calientan los nidales

en un rincón de la llanura inmensa.



Del espeso follaje en la verdura

juntos dormitan en la noche obscura

de cruel invierno en las glaciales horas;



y al fulgor de las lunas del verano

perturban, anunciando las auroras,

sus roncos gritos la quietud del llano.